CUANDO SOMOS PAS Y LLEGA LA NAVIDAD...
...algunas PAS nos sentimos como esos pinos que están sin decorar, pero que «alguien», la «sociedad», «los demás», o como queramos llamarlo, se empeñan en:
- Convencernos de NECESIDADES que no sentimos que necesitamos.
- Convencernos de que «se supone que es lo que tenemos que hacer en estas fechas», y entonces nos cuesta más PONER LÍMITES y…nos dejamos llevar para no enfrentarnos ni entrar en conflictos…porque Es Navidad!!!.
Con estas dos premisas acabamos siendo cortados sin darnos cuenta…Oh no!
Jingle Bells, Jingle Bells, Jingle all the way!!!!
En general, no hace falta identificarse con el rasgo de Sensibilidad de Procesamiento Sensorial (SPS) para sentirse un poco arrastrado por la ola de:
- Compras de todo tipo.
- Reuniones sociales de toda índole.
- Comer y beber en exceso.
- Ir a muchas actividades de la «Programación Especial de Navidad» de tu localidad.
- Ver programas especiales navideños en televisión o plataformas.
Y en esa gran bola de nieve que nos arrastra ladera abajo, vamos atrapando cada vez más cantidad de nieve, haciéndose la bola más grande, y PLAS!!!, llegamos al nuevo año estampados y estresados de tantas luces y villancicos estridentes de supermercado, empachados de miles de calorías vacías y pensando en que el primer día laborable de Enero empezamos el gimnasio y la dieta…
Sólo con escribirlo me dan taquicardias…
Sí, esa soy yo, un poco Grinch y un poco mula del establo, porque pese a que la Navidad:
- Me sobreestimula y abruma (especialmente a nivel auditivo y lumínico).
- Me sobrecarga mentalmente, porque tengo que estar pendiente de demasiadas personas y cosas a la vez, y porque siempre hay un plan de «algo».
- Me agota no llevar mis ritmos y rutinas, y me siento como un reno sin magia, tirando de Papá Noel, arrastrándome a cada casa.
- Me desborda emocionalmente, porque faltan personas que echo mucho de menos, y observo a los que quedan y a mí misma de una forma fugaz.
- Me estresan las tiendas llenas de gente a cualquier hora del día con música a todo volumen…
…he logrado observar con ternura y alegría, en especial:
- A los niños sin Alta Sensibilidad, sin alta demanda, o sin neurodivergencias, cómo para ellos todo es un disfrute (sin que les afecten los estímulos sensoriales ni los desfases de horarios como a los NAS, llegando a explotar por no poder regularse estos días).
- A las personas que suelen estar solas y que en esos días disfrutan de sentirse en compañía, con la casa llena o en reuniones que no se hacen durante el año.
- A los que una copa de champán les hace reír cuando ya no suelen hacerlo.
- A los que les sigue emocionando abrir regalos de Papá Noel y de los Reyes Magos, como si fuera el primer regalo.
- A los que simplemente con saber el menú navideño, les hace tener más ganas de juntarse a comer con sus familias y amigos.
- A los que se emocionan por entrar a un centro comercial a reventar, y dicen: «que buen ambiente hay!!!».
- A los que llevan meses comprando comida, llenando los congeladores de gambas y piernas de cordero.
Y ese disfrute suyo, pese a que de forma natural no pueda sentirlo porque mi sistema nervioso, desde que nací, llega a unos niveles tan altos de activación debido a tantos estímulos y emociones, me lleva a concentrarme en su alegría y a contagiarme de ella, transforma mis momentos más hostiles, donde mi cuerpo sólo pide huir, en momentos de más serenidad.
En Navidad, como PAS, no busco sentirme feliz.
El objetivo es no llegar a niveles de activación que me hagan enfermar ni cambiar mi estado anímico agradable natural.
Pongo mi foco de atención en la alegría y el disfrute de los demás,
en empatizar con ellos, (y esto sí que de forma natural, cuando no estoy estresada ni enfadada, logro hacerlo a un nivel muy profundo y auténtico).
Trabajar la compasión y la aceptación antes de salir de casa,
meditar en silencio,
buscar espacios en la naturaleza donde mirar a lo lejos,
y con mi atención fuera, dejo de escuchar «mis quejíos» sobre cómo debería ser la Navidad perfecta y cómo de respetuosos deberían ser los demás.
Dejo de sentir mis palpitaciones por los ruidos y las luces…me voy calmando…
NO HA SIDO UN TRABAJO DE UN DÍA.
Llevo años practicando sin rendirme.
Sin evitar exponerme, pero con límites.
Necesito seguir meditando, cuidando mi alimentación en el resto de comidas no festivas, durmiendo lo más posible y realizando ejercicio físico diario.
Estas pautas de autocuidado SON URGENTES Y NO NEGOCIABLES CONMIGO MISMA.
Sólo hasta que llegué a ésta determinación, dejé de subir mis niveles de activación por encima de lo saludable, sufriendo estrés.
Cuestionarme los LÍMITES PERSONALES de horas soportables (de ruido, gente, etc…), número de eventos a los que acudir, y sobretodo, de permitirme cuidarme al 100% los días libres de celebraciones.
Me funciona, y ya no tiemblo cuando escucho el primer villancico en noviembre, ni me convierto en un ser verde, renegón y malhumorado durante cada uno de los días navideños.
Y pese a toda mi sobreactivación e intensidad emocional, me encanta la Navidad, su trasfondo espiritual, los valores que realmente deberíamos primar: la familia, compartir, generosidad, compasión, bondad.
No sé si todo esto os puede servir para no acabar cortados como los pinos del video, y si os puede servir para poner límites a pinos que os ofrecerán todo tipo de decoración (llámese comida, copas, regalos, más reuniones…) para que luzcamos «con estilo navideño», acabando agotados y sin energía.
Una metáfora que suelo poner a las personas a las que acompaño (y que podéis observar estos días con tantos tipos de vasos en las mesas), es que las PAS tenemos vasos pequeños, de café solo, o de chupito, vasitos que se llenan y se colman rápido.
Las personas con un nivel de sensibilidad media, suelen tener jarras de cerveza, copas de vino, todas grandes, que no se suelen llenar hasta el borde.
Para no saturarnos, tenemos que ir cada día vaciando nuestro vaso, por si llega alguien (o algo) que lo llena hasta el borde, no derramarnos y enfermamos tras varios días de desborde.
En las PAS, es tan importante no vaciarse de energía como aprender a ir vaciando nuestros vasos antes de que se desborden…porque nos cuesta tanto después recuperar la energía y vaciarnos de saturación, que mantenernos en nuestro nivel óptimo de salud física y mental, no es una cuestión de tiempo, ES UNA PRIORIDAD VITAL CONSTANTE.
A cada uno de nosotros nos van a servir unas pautas de autocuidado diferentes, pero las que he comprobado que pueden sernos de más utilidad en estas fiestas navideñas son:
(No me hagáis caso a pies juntillas, comprobad por vosotros mismos qué os funciona a cada uno)
